Muchas veces me he preguntado cuál es el secreto de estas sangres surgidas en una de las estancias emblemas de Cerro Largo. Sin dudas, la extensión de las más de 16.000 hectáreas, con largos recorridos para realizar las tareas de campo, son claves en la preparación, entrenamiento y selección de los caballos. Sí, pero tiene que haber más, porque campos grandes hay en otras partes también. Bueno, ahí también está la “alquimia” de los fundadores de “La Invernada” combinando sus legendarias sangres probadas y ganadoras.

Esto, sumado a la escuela que ha significado la estancia para domadores y jinetes sobre los lomos de los moros y rosillos, hacen el “combo perfecto” para el resultado final del producto.

Esa “Marca” que identifica a La Invernada con las Marchas, no se queda sólo en esta competencia integral de los Criollos. También sus caballos han sido protagonistas de los Chasques en todo el país, y fuera de las actividades de la raza, por ejemplo, en los Enduro, llegando a disputar una final de la FEI, integrando la delegación que representó a Uruguay.

Pero hay más…
Los Criollos con “Marca” La Invernada también han sido emblemas para causas que no hicieron más que agrandar su estirpe y generar reconocimiento.

Recuerdo a “Vencedor”, que partió desde Cerro Largo, recorrió toda América y llegó finalmente al Vaticano, siendo recibido por el Papa, en una recordada gesta que quedó plasmada en la fotografía que todos recordamos con la bandera uruguaya en las ancas del caballo, delante de un Sumo Pontífice sonriente y admirado por la proeza.

O también cuando la cabaña realizó la recordada “De Melo a Montevideo, a pata de moros de La Invernada”, en un emotivo Chasque en homenaje al Prócer José Gervasio Artigas, cuya llegada fue el motivo para el apasionado relato del “Serrano” Abella expresando: “…otra vez La Invernada…”, que aún resuena en nuestros oídos.